El collar es uno de los símbolos más antiguos.
Su círculo cerrado tenía relaciones estrechas con la Magia, ya que representaba los poderes del mundo oculto.
Ningún rey o sacerdote, ningún poderoso hubo en la antigüedad que no lo llevara alrededor de su cuello, y aún hoy, entre los motivos externos para aludir al poder o la preeminencia social se encuentra este viejo objeto entre ornamental, político y suntuario.
El collar fue pieza clave de la orfebrería egipcia de hace 4000 años.
Los collares anchos fueron los mas típicos de Egipto y el mundo antiguo. Los había también mas sencillos, y lo usaban los hombres y mujeres.
En todo el medio oriente también se utilizaban. En asiria se los hacía con cuentas de piedras preciosas.
Los griegos limitaron su uso a las mujeres. Fueron ellos lo que crearon el collar en forma de cadena.
Los romanos utilizaban los collares de cuentas, grandes aros y también cadenas. Eran de oro, pedrerías, y perlas que bajaban hasta la cintura dando dos o tres vueltas. De ellos pendían unos amuletos protectores contra varias enfermedades.
En la Edad Media europea no se utilizó el collar hasta el siglo XII, en que las mujeres provenzales de los medios cortesanos pusieron de moda la gargantilla de tela ajustada al cuello, y en la que se cosía un hilo de pequeñas perlas.
Más tarde, ya en el siglo XV, se puso de moda lucir un collar sobre el escote, y no sobre el vestido, como había sido el caso en siglos anteriores. Eran famosos los collares españoles, de filigrana de oro con esmaltes.
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