Reflexología: 2 técnicas para mejorar el flujo energético del cuerpo
Mejorar la calidad de vida
Descubre en el siguiente artículo, algunas técnicas de reflexología que harán que la energía de tu cuerpo circule correctamente y te brindarán mayor vitalidad y energía.
La reflexología es una terapia holística cuyo objetivo es tratar a los pacientes de forma global y no solamente basándose en los síntomas.
Todas las terapias holísticas buscan sanar el origen de las enfermedades, resolver la causa originaria para que las afecciones se solucionen de raíz.
En reflexología, antes de centrarse en un área específica que requiera mayor atención, se realizan una serie de ejercicios que abarcan todo el pie y que apuntan, en primer lugar a mejorar el flujo de energía corporal.
A continuación te compartiré tres técnicas relajantes, que son utilizadas por los reflexólogos para preparar los pies para los tratamientos específicos.
Importante: La reflexología estimula la circulación y la comunicación nerviosa entre todos los órganos, por lo que
se produce un efecto equilibrador, que los reflexólogos llaman restablecimiento del equilibrio corporal.
Un tratamiento de reflexología puede lograr que el cuerpo libere toxinas acumuladas que podrían causar dolores de cabeza o náuseas. Siempre debes beber mucha agua luego de una sesión de masajes para ayudar a los riñones a eliminar los residuos del organismo a través de la orina.
Ejercicio 1: preparación y relajación del pie
- Con el talón apoyado firmemente en una mano, y la planta del pie mirando hacia arriba. Con el pulgar de la otra mano, realiza un movimiento de rotación en ambas direcciones en el canto interior.
- A continuación y con ambas manos, da firmes pasadas en ambas direcciones, recorriendo el pie desde los dedos hasta los
tobillos y de vuelta a los dedos. - Sostén el pie con ambas manos y apoya los pulgares en la parte carnosa de la planta, en la base de los dedos. Deslízalos
hacia fuera y hacia los lados varias veces, para crear una sensación de apertura. - Camina con el pulgar y los demás dedos por la planta de ambos pies, desde el talón a las puntas de los dedos, en cinco franjas,
una por cada zona. - Recorre, con los dos pulgares la zona situada justo debajo de la base de los dedos de los pies.
- Luego trabaja sobre el diafragma, situado justo debajo de la parte carnosa de la planta del pie, haciendo ligeras presiones hacia afuera.
- Recorre con la misma técnica, el suelo de la pelvis, que se sitúa justo encima de la almohadilla del talón.
- Concluye estos movimientos caminando con el pulgar en franjas transversales sobre la almohadilla del talón.
Siempre trabaja equilibradamente en ambos pies. Nunca dejes un pie sin masajear.
Ejercicio 2: segunda parte de la relajación
- Acunando el pie en la mano, has girar el pulgar sobre el punto del plexo solar. Es el punto del centro del pie a partir del cual la parte carnosa de éste se curva ligeramente hacia ambos lados; el pulgar se deslizará hasta este punto con naturalidad.
- Camina con el pulgar y los demás dedos en diagonal por el empeine, en ambas direcciones y varias veces. Sosteniendo el pie en una postura cómoda, realiza un movimiento de rotación a los tobillos para aflojarlos.
- Gira cada dedo del pie sobre su eje y termina tirando de cada uno como si le quitara un tapón, con firmeza pero sin brusquedad.
- Sostén el pie entre las palmas de tus manos, con la firmeza suficiente para que la piel se deslice sobre los huesos, y
mueve las manos como si se las frotara en círculos. - Camina con el pulgar por la parte superior de la parte carnosa del pie, justo en la base de los dedos, presionando firmemente.
- Para finalizar, realiza un masaje en las yemas de los dedos y luego oprime con el pulgar en la punta de los dedos haciéndolos girar sobre su eje.
Recuerda que ambos ejercicios deben realizarse en los dos pies para no crear un desequilibrio energético.
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