China, otra forma de concebir el ritual culinario
En una mesa china, la variedad dice mucho sobre la calidad de la cocina.
China es inmensa, por lo tanto, allí convergen distintas costumbres, dialectos, ritos, y una gastronomía tan variada como su extensión y población. Cada región cuenta con un sin número de platos, especialidades y estilos culinarios tradicionales...
China es en sí todo un continente por población, costumbres, creencias, cultura y, como no, por su rica gastronomía.
El país asiático es una fuente inagotable de sabiduría en lo que al arte culinario se refiere. La inmensa variedad de platos hablan mucho de la calidad de su cocina. Tanto es así que cada región cuenta con sus propias especialidades y estilo propio.
La gastronomía tradicional china es, sin duda, una de las mejores del mundo y algunos de los más prestigiosos chefs occidentales señalan que incluso es mejor que la gastronomía francesa. Pero lo importante de su cocina no es lo que muestra sino lo que oculta y que falta por descubrir en nuestro mundo occidental.
Comer en China es todo un arte. Desde la preparación, los aromas y el cuidado que ponen en cada uno de los ingredientes que van a componer cada plato, convierten el momento del guiso en una auténtica ceremonia que culmina con el rito de la degustación. Sugerentes presentaciones, aromas y sabores cuidados, armonía, equilibrio y elegancia son signos distintivos de la gastronomía china que comulgan con su tradicional forma de vida.
Tanto es así que cada plato se relaciona con cada estación del año, con festividades y, en algunos lugares, incluso con los días de la semana, por esto es muy común encontrar en las cartas de los restaurantes chinos, una lista con más de mil platos y sugerencias distintas. Sin embargo, hay cosas que no cambian, como los entremeses fríos servidos por separados, el arroz como ingrediente fundamental y varios platos calientes sabiamente conjugados y es que, el arroz, no es utilizado para acompañar el plato caliente, sino que son estos platos calientes los que acompañan al arroz.
Los caldos y sopas se sirven varias veces intercalados con el resto de platos, algo que no suele hacerse en Occidente. Además, suelen acompañarla de frutas que suelen degustarse en cualquier momento de la comida y no necesariamente en los postres. Tampoco es usual encontrar leche o vino en la mesa china, aunque sí la taza para degustar un suculento té verde o la soja, imprescindible donde se precie. En cuanto al vino suele sustituirse por el vino de arroz o el Mei Kue Lu, fabricado a base de sorgo y rosas frescas.
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