Cómo hacer almácigos
Para qué sirve un almácigo
Algunas hortalizas tienen semillas muy pequeñas o delicadas, por lo que al momento de sembrar debemos tener un cuidado especial. Para eso las sembramos en espacios pequeños o en recipientes, a los que se les llama almácigos.
Hacer almácigos nos facilita el cuidado y manejo de las plantas durante su germinación, ya que podemos proporcionarles un riego más cuidadoso, tenerlas fuera del alcance de animales que se alimentan de semillas y protegerlas de temperaturas extremas.
En verano, para protegerlas del calor excesivo podemos construirles un techo de ramas, arpilleras o de tela de media sombra. Durante el invierno una buena alternativa es protegerlas de las heladas dentro de un invernadero.
Para preparar almácigos podemos usar almacigueras convencionales (se compran en cualquier tienda agrícola) o también es posible reutilizar materiales, como cajones de madera, latas, macetas, envases de yogur, cartones de leche o cualquier recipiente similar, sólo basta limpiarlos y hacerles agujeros en el fondo para permitir un buen drenaje.
Para hacer los almácigos debemos poner tierra de la mejor calidad posible, y en la superficie una capa de tierra fina mezclada con un abono natural.
Allí sembramos las semillas, cuidando de que queden enterradas a una profundidad aproximada de dos veces su tamaño. Luego regamos delicadamente en forma de lluvia fina, idealmente con un rociador.
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