10 consejos para tratar a los niños hiperactivos
Tratamientos para la hiperactividad infantil
La hiperactividad requiere de una atención sistemática, sedada y paciente, por parte de los adultos y dirigida en beneficio del desarrollo de los niños que la presentan. Los pequeños hiperactivos delatan su incesante y constante cambio de actividad que, dicho sea de paso, va acompañada por una mantenida inquietud, por lo que a veces les resulta imposible concentrar su atención sobre cuanto hacen, lo cual repercute en su vida, y en particular, en la escuela.
Cómo tratar la hiperactividad en los niños
1.- Es fundamental tratar a los niños con mucha paciencia y afecto, para poder ayudarlos a desarrollar poco a poco el autocontrol, la disciplina, la atención y la capacidad de esperar. Para ello es imprescindible aceptar al pequeño, no rechazarlo ni regañarlo continuamente porque corre, porque habla rápido, porque está intranquilo, para lograr que el niño se acerque al adulto y así poderlo guiar.
2.- Se les debe tratar cariñosamente y siempre de forma calmada, sin gritos ni gestos de desesperación.
3.- Es muy importante no hacer comentarios negativos sobre su conducta que el pueda oír y sobre todo, no ponerle nombres como ''ciclón'' o ''bola de humo'', que lo que harán será disgustarle con el adulto y alejarlo de él, disminuyendo así las posibilidades de orientarlo convenientemente.
4.- Es imprescindible darle libertad de movimiento, preferiblemente en áreas abiertas. Esto no significa que se les deje hacer siempre lo que quiere, sino que se organice su horario de vida, combinando las actividades pasivas con otras intensas, donde el niño pueda saltar y correr a su gusto. Debe comenzarse con las pasivas, que al inicio serán muy cortas, e ir aumentando, poco a poco, su tiempo de duración.
5.- No se debe obligar al niño a estar sentado más tiempo del que realmente puede mantenerse. Es preferible que esté poco tiempo interesado en una actividad, que hacerlo permanecer mucho rato en lo mismo sin atender a nada de lo que se está haciendo e incluso, a veces, perturbando a los demás. Es importante que no vean las actividades pasivas como un castigo, sino que se debe tratar de que se interesen por ellas.
6.- Hay que tener en cuenta que las actividades con estos niños deben ser más cortas (puede permitírseles levantarse antes de terminar, mientras se van adaptando a las actividades pasivas, o utilizar sus energías para situarles pequeñas tareas fáciles que sean de su agrado, tales como distribuir los materiales, arreglar el área, recoger los juguetes, etc.
7.- Es conveniente que se ayude a estos niños en las actividades en que tengan que concentrar la atención; es importante primero despertar su interés por la actividad, para luego sentarse con ellos y guiarlos por los pasos necesarios para su realización, para así formarles el hábito de concentrarse.
8.- El elogio es muy útil en la educación de estos niños y hay que aprovecharlo siempre que realicen una actividad en la que hayan tenido que estar tranquilos y concentrados. Sin embargo, también es necesario cuidar mucho de no avergonzarlos delante de los demás cuando algo no les salga bien. Nunca debe sentársele para tratar de frenarles su actividad, esto los alterará y empeorará su conducta en vez de tranquilizarlos.
9.- Para lograr que estos niños se tranquilicen, es fundamental proporcionarles un ambiente de calma; deben evitarse las conductas alteradas y los ruidos fuertes a su alrededor.
10.- Por último, es imprescindible lograr que estos niños descansen. Después de una mañana activa, el niño debe dormir una siesta. Para lograrlo, es preferible alejarlo un poco de los demás para que no lo molesten ni él pueda a su vez, molestar a los demás niños.
Características de los niños hiperactivos
La hiperactividad requiere de una atención sistemática, sedada y paciente, por parte de los adultos y dirigida en beneficio del desarrollo de los niños que la presentan.
Los pequeños hiperactivos delatan su incesante y constante cambio de actividad que, dicho sea de paso, va acompañada por una mantenida inquietud, por lo que a veces les resulta imposible concentrar su atención sobre cuanto hacen, lo cual repercute en su vida, y en particular, en la escuela.
También resalta en este tipo de niños lo que aparenta ser una fuente inagotable de energías, donde el tiempo parece no tener fin para él, siempre esta dispuesto a acometer la tarea que se le antoje, y casi siempre, a pesar de su agotadora jornada cotidiana, se niega a dormir o duerme poco.
La hiperactividad en algunos suele ser transitoria, y su génesis puede partir de problemas familiares que les hayan afectado: papá y mamá se han divorciado, y uno de ellos se fue de la casa; la muerte de una persona querida; una preparación insuficiente para la llegada de un nuevo hermanito.
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