Rosas más bellas y resistentes
La belleza de las rosas podrá aumentarse en un laboratorio.
Hallan marcadores genéticos del tamaño de la flor, la floración, y las espinas. Los científicos también han localizado la resistencia al hongo oidio.
Un estudio que se realiza en el centro del Instituto de Investigación, Formación Agraria y Pesquera de Andalucía (IFAPA), con la colaboración de la Universidad de Córdoba (UCO), ha localizado los marcadores genéticos asociados al tamaño de la rosa, la ausencia de las espinas, la floración de la planta y la resistencia al hongo oidio.
Los investigadores han hallado los marcadores genéticos del tamaño de la flor, la floración, y las espinas. Además, también han localizado la resistencia al hongo oidio. Según Ana Torres, las características, del olor o el número de pétalos de la rosa, son solicitadas por los productores para incorporarlas a sus variedades y mejorar así sus cualidades ornamentales, así como la resistencia a determinadas enfermedades.
Lo cierto es que las rosas son las flores más vendidas en el mundo y las más cultivadas en España, tras el clavel, mientras que Andalucía es la primera región del país en la producción de rosas.
Actualmente, los investigadores trabajan con la intención de localizar los marcadores genéticos de la resistencia a otras patologías como la mancha negra y la roya. Una vez identificados, los productores podrían cruzar distintas variedades que contengan los genes de resistencia y seleccionarlos en la descendencia de estas plantas para obtener las propiedades deseadas. En la actualidad, los investigadores están desarrollando distintos mapas genéticos para profundizar todavía más en las posibilidades del estudio.
Por otra parte, otro estudio realizado recientemente por científicos japoneses y australianos asegura haber desarrollado las primeras rosas azules, obtenidas a través de modificación genética. Para obtenerlas, los científicos han reemplazado el gen que codifica la enzima dihidroflavonol reductasa por uno que codifica la enzima que produce el pigmento azul, procedente de flores de pensamientos. De este modo, la rosa no produce el pigmento rosa sino que es sustituido por el azul. Esta nueva técnica ha sido desarrollada por el Instituto de Investigación Pública Australiano CSIRO y esta siendo utilizada bajo licencia por la empresa australiana Florigene Ltda y por el grupo japonés Suntory. Esta nueva tecnología supone una nueva vía para obtener nuevas variedades de plantas con mayor valor agronómico, según sus investigadores.
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