Cómo usar la fibra insoluble contra el estreñimiento

El estreñimiento es un problema bastante habitual en las sociedades occidentales, donde cada vez se tiende más a comer productos industrializados, con conservantes, completamente refinados y bastante reducidos en fibra. Justamente, este último apartado es uno de los grandes inconvenientes planteados: sin fibra en el organismo, un tránsito intestinal fluido se complica bastante.

De los dos tipos de fibra, la soluble y la insoluble, esta última es la que más ayuda al organismo a combatir el estreñimiento. Si bien la primera es fundamental para otras funciones, la que se encuentra presente en cereales integrales, algunas frutas y otros alimentos, es la que es crucial para que el intestino esté en perfectas condiciones y pueda tener la actividad necesaria para depurar el cuerpo. Pero mejor conoce a fondo sus propiedades.

¿Por qué es buena la fibra insoluble para el estreñimiento?

La fibra insoluble, como su nombre lo dice, no se puede disolver en agua. Y tampoco se puede digerir por completo cuando pasa por el tracto digestivo. Esto genera que lleguen trozos de ella a la materia fecal. Además, el consumo de esta clase de fibra ayuda y mucho a que el tránsito intestinal sea más fluido, aumentando la velocidad del mismo y el número de deposiciones.

Pero, sin duda alguna, lo más importante que tiene la fibra insoluble para combatir el estreñimiento es su capacidad de absorción de agua. Esto mantiene las heces blandas y con mayor facilidad para moverse por el intestino. Así, se puede mantener el cuerpo mucho más depurado gracias a ella.

La fibra insoluble está presente en muchísimos alimentos y, si tienes problemas de estreñimiento, es momento de que empieces a incorporarla. Está en los cereales integrales y sus derivados, como harinas, salvados, etc. Se encuentra en algunas legumbres, en los frutos secos, en las setas, en los vegetales de hoja verde como la lechuga, la acelga o la espinaca.