El baño durante la digestión, ¿es peligroso?
¿Es peligroso bañarse haciendo la digestión?
Las vacaciones en la playa produce escenas habituales que se repiten año tras año, durante generaciones. Una de ellas, la del niño que corre hacia la orilla del mar y la madre que se lo impide porque "está haciendo la digestión", ...
Las vacaciones en la playa produce escenas habituales que se repiten año tras año, durante generaciones. Una de ellas, la del niño que corre hacia la orilla del mar y la madre que se lo impide porque "está haciendo la digestión", es quizás una de las más reconocibles. Sin embargo, la pregunta está ahí: ¿realmente es peligroso bañarse cuando nuestro cuerpo está en fase de digestión?
Para entender esta afirmación de nuestras madres y abuelas, cabe tener en cuenta que hablamos de un principio extendido entre la población en una época en la que el nivel académico y de información general de la población era muy inferior al actual. Ante el peligro de no saber conectar con el mayor número posible de personas a través de un lenguaje demasiado científico a la hora de prevenir sobre este peligro, la táctica del mal menor provocó extender la peligrosidad del baño durante la digestión en cualquiera de sus formas, si bien esto no es así.
El síncope de hidrocución no es algo que pueda padecer cualquiera en cualquier momento. Los niños y las personas mayores son las que con mayor facilidad pueden verse sometidas a lo que popularmente se conoce como "corte de digestión". Pero aún en estos casos, han de darse ciertas condiciones para que alguien padezca tal síncope.
Bañarse en el mar con el agua hasta la cintura, por ejemplo, no es tan peligroso en este sentido como sumergirse en el agua. El acto de sumergirse bajo el agua de forma radical y rápida provoca, debido a la diferencia de temperatura- una disminución de la frecuencia cardiaca para desviar parte del flujo sanguíneo a la piel que permita compensar la bajada de temperatura corporal. Por otro lado, también disminuye el aporte de oxígeno al cerebro. Es lo que se denomina reflejo de inmersión.
Puesto que la digestión deriva parte de la circulación sanguínea al estómago para convertirla en preferente y también reduce el aporte de oxígeno al cerebro, ambos fenómenos producen un choque peligroso para el organismo, ya que puede sufrirse un desvanecimiento por falta de oxígeno en el cerebro.
Este fenómeno es tanto más peligroso cuanta mayor es la diferencia de temperatura del cuerpo antes y después de zambullirse. Si hace mucho calor y el agua está muy fría, por ejemplo, el riesgo es mayor. Por último, conviene hacer una entrada paulatina y lenta en el agua, de forma que la diferencia de temperatura sea asimilada de forma más lenta y, por consiguiente, menos traumática para el cuerpo.
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