Cuando la monotonía se apodera de la relación de pareja
Uno de los enemigos más importantes de las relaciones de pareja es la monotonía que suele llegar, tras varios años de relación...
Uno de los enemigos más importantes de las relaciones de pareja es la monotonía que suele llegar, tras varios años de relación.
A la hora de luchar contra la monotonía en nuestra relación de pareja es necesario modificar actitudes y cambiar algunas pautas externas que hemos adquirido como malos hábitos de conducta, en relación con nuestra pareja. Y es que, la rutina, puede convertir la relación en una situación, carente de sorpresas o novedades, lo que la sumerge en la más oscura de las sombras que al final hace tambalear los mismos cimientos de la relación.
Normalmente, suele existir la sensación de que ya está todo dicho y que todo ha dejado de ser una novedad. En este momento delicado, los silencios terminan siendo mayores y se convierten en norma, al creerse que se tiene un conocimiento exhaustivo de las reacciones o de la propia pareja. Éste es el momento en el que el aburrimiento hace su entrada triunfal.
Normalmente, el aburrimiento nubla las perspectivas de futuro, reduce las relaciones personales y disminuye el interés por el entorno, social, laboral, familiar o de pareja. Por ello, es fundamental combatirlo porque lo más seguro es que nos genere conflictos, personales, sobre todo, con nuestra pareja.
Una cuestión importante para luchar contra el aburrimiento es la motivación personal que ha de situarse en estos delicados momentos, en un lugar privilegiado de nuestras prioridades cotidianas. Cuando existe motivación interior y exterior, el resultado final es positivo y las emociones aseguradas; éste sería el primer paso para luchar contra la apatía. Si intentamos transmitir esta motivación a la pareja, provocaremos de nuevo dinamismo, comunicación, diálogo, lo que puede llevar a la relación a un nuevo punto de encuentro. Si, por el contrario, sólo uno de los dos "tira" del otro, es muy posible que surja de nuevo la fatiga, el aburrimiento y la vulnerabilidad que pueden llegar incluso a disolver la relación.
Por todo ello, intentarlo por ambas partes en la firme creencia de que se puede cambiar, arriesgarse a realizar cosas nuevas, a buscar el factor sorpresa en la relación, contribuir a establecer nuevos escenarios de contacto, visitar lugares diferentes juntos, compartir nuevas relaciones en actos culturales, cultivar otras aficiones, son sólo algunas cosas que se pueden realizar para reactivar la relación. No se puede flaquear en el tiempo, ni se debe.
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