Importancia del agua para la vida y el desarrollo del Universo

El protagonismo del agua en la evolución

En el presente relato te enterarás de cómo empezó y evolucionó el Universo, según las teorías científicas más aceptadas. Esta historia tiene un protagonista muy curioso. Hablamos de un líquido que –libre de contaminación e impurezas- no tiene sabor, ni color, ni olor. ¿Lo identificas? Se trata del agua. El agua es el elemento imprescindible para la Vida y es la base para el nacimiento y desarrollo de cualquier civilización.

El origen del Universo

Al principio, el Universo era más pequeño que un punto. ¿Un punto? No, en realidad era más pequeño que un microbio. ¡Qué digo un microbio!: un microbio era trillones de veces más grande que aquel mínimo Universo.

Entonces, pasó algo inesperado.

Los hinduistas llaman a ese momento el inicio de "La respiración de Brahma"; también el comienzo del "Maha-Kalpa".

En la traducción latina del Génesis, se le conoce como el "Fiat Lux" –"Hágase la Luz".

Científicos del siglo XX le bautizaron como el "Big Bang"… aunque, hoy día, hay quien dice que más que una explosión fue una poderosa emanación cósmica; tal versión estaría más acorde con la tradición cabalística hebrea del "Árbol de la Vida", donde el Dios Único exhala su esencia a través de diez (hay quien dice que once) largas etapas de manifestación.

En todo caso, esto es un simple relato. No pretende ser una exhaustiva relación de los hechos: no había ningún periodista allí para corroborarlos (o para tergiversarlos).

Por tanto, en un acto imaginativo, visualiza una explosión infinitamente blanca, la más luminosa que jamás haya ocurrido.

¡Y además de blanca, infinitamente caliente! Bueno, infinitamente no; hay cosmólogos y astrofísicos que se atreven a decir que, recién parido, el Universo tenía una temperatura promedio de 20 mil millones de grados centígrados. Un número altísimo, casi inimaginable… ¡pero no infinito!

En fin: es obvio que todavía hacía demasiado calor como para que la Vida decidiera darse un paseíto por allí…

La formación del oxígeno y el hidrógeno después del Bing Bang

100 millones de años después de la Gran Explosión (o Gran Emanación o Gran Creación, según la quieras llamar), el Universo era mucho más grande.

Sin embargo, aún no tenía forma definida.

Se había convertido en una crema espesa, muy caliente. No existían galaxias, estrellas, orbes o seres vivos.

Poco a poco, el Universo se fue enfriando. Descendió la temperatura unos millones de grados por aquí, otros por allá… y en algún momento llegamos a la "fresca" temperatura promedio de un millón de grados centígrados.

Después de otros cuantos grados menos, empezaron a formarse los primeros elementos de la materia. El primero habría sido el hidrógeno; luego, el oxígeno.

Pero aún faltaba mucho para que la Vida tuviera un hogar propicio para manifestarse.

Las primeras galaxias, estrellas, planetas y seres

El Universo se enfrió y se enfrió y se enfrió… hasta llegar a su temperatura actual de 3 grados centígrados. Hoy día, sin una nave o traje espacial, pasarías mucho frío en la intimidante negrura del Cosmos.

Al enfriarse, el Universo dejó de ser como una crema. Vastos cúmulos de engrudo cósmico se separaron unos de otros. Tales grumos eran inmensas nubes de gas que se convirtieron en galaxias.

Las nubes de gas se adensaron. Poco a poco, tomaron forma las estrellas. Las estrellas empezaron a brillar. De pronto, hubo planetas circundando cada brillante sol. Y, con mucha suerte, en los planetas donde hidrógeno y oxígeno formaron amplios dominios de agua, comenzaron a existir seres vivos.

¿Qué es el agua? Muy fácil: polvo de estrellas…

El planeta Tierra no es el único que tiene agua en el Sistema Solar.

¿Te parece extraño? Pues no lo es. De hecho el agua no es un elemento raro en el Sistema Solar ni en el resto del Cosmos.

En el planeta Venus hay agua… ¡pero sólo en forma de vapor! El orbe venusino tiene una temperatura superficial de 500 grados centígrados. Venus podría ser un planeta muy parecido a la Tierra, pero como está muy cerca del Sol resulta demasiado caliente para el desarrollo de la Vida.

Sabías que el planeta Marte tuvo agua en forma líquida hasta hace unos mil millones de años? Sin embargo, Marte no pudo retener el agua en su superficie y el vital líquido terminó esfumándose al espacio. Marte es hoy un desierto rojizo y amarronado, con profundes cañones y canales por los que alguna vez discurrieron impetuosos cauces. En el planeta marciano, sólo existe el agua en forma de hielo que hay en sus fríos casquetes polares, aunque hay científicos que especulan que bajo su desolada superficie podrían ocultarse soberbios acuíferos.

Titán –uno de los satélites de Saturno- es un helado esferoide cubierto de hielos eternos; se piensa que bajo su gélida superficie pudieran cundir vastos océanos.

En todo caso, hasta el presente momento, la Tierra es el único planeta de nuestro Sistema Solar que acumula agua líquida en abundancia ¡Sabes de qué material se formó el agua de la Tierra? Pues del polvo de las estrellas.

Las estrellas recién nacidas no estaban bien compactadas. ¡Se desbarataban y lanzaban gran cantidad de polvo cósmico! Era un polvo grueso, compuesto por carbono, hidrógeno y oxígeno, que se congelaba cuando entraba en contacto con el espacio cada vez más frío. Las nubes de polvo de estrellas contenían enormes cristales de hielo. Lentamente, los cristales de hielo se precipitaron sobre los planetas.

Como la Tierra está a una distancia adecuada del Sol, retuvo ese hielo en forma de agua líquida. En planetas más calientes y cercanos al Astro Rey el hielo se volvió vapor. En planetas más frío y lejanos del Sol, el hielo no se derritió.

Importancia de la acumulación del agua en las nubes

Hace 4 millardos de años, la Tierra era ya un planeta bien formado. Sin embargo, aún no tenía continentes. El hielo traído por el polvo de las estrellas se convirtió en grandes océanos.

Nuestro planeta era bola cubierta de líquido, un primitivo mar de agua solitaria. Su atmósfera compuesta de hidrógeno, metano, amoníaco, vapor de agua y gas carbónico tenía una intensa actividad.

La energía del Sol provocó reacciones químicas en la atmósfera de la Tierra. Gracias a eso, se formaron las primeras moléculas, los primeros organismos vivos que aparecieron en nuestro orbe natal. Las moléculas eran una suerte de gotitas compuestas de carbono, hidrógeno, oxígeno, nitrógeno y otros elementos.

El cielo se llenó de nubes cargadas de moléculas. Cuando estas gotitas estuvieron lo suficientemente pesadas, cayeron de los cielos sobre la líquida superficie.

La lluvia de moléculas persistió durante millones de años. Los inmensos océanos de la Tierra fueron llenándose con nuestros primeros y minúsculos antepasados. Así empezó la Evolución de la Vida.

En el vasto mar, nuestros microscópicos padres comenzaron a llevar una existencia muy plácida y cómoda.

¡Era un verdadero paraíso de agua! Las moléculas obtenían abundante alimento del agua, la cual era una nutritiva sopa que contenía gran cantidad de minerales y substancias químicas. En su tiempo libre –que era todo el tiempo del mundo- las gotitas hacían básicamente dos cosas: alimentarse y multiplicarse. El agua se convirtió en el hogar perfecto para la evolución de la Vida.

Sin embargo, tanta felicidad no duró para siempre.

Las gotitas se multiplicaron en cantidades tan inconmensurables que el alimento de todos los océanos del mundo resultó insuficiente. Se produjo la primera hambruna de la historia. Muchas gotitas empezaron a fenecer.

Pero la evolución de la Vida no se detuvo.

Entonces, nuestros tátara-tátara-tátara…abuelos hicieron algo. ¡Se organizaron para sobrevivir! A tal efecto, se conformaron dos bandos.

A un bando se le ocurrió una excelente idea: formar grupos de gotitas para producir alimento a partir de la energía solar. Después de millones de años de evolución, estos grupos originaron las plantas.

El otro bando tuvo una idea generada a partir del más radical instinto de supervivencia: organizar grupos de moléculas para comerse a otras moléculas. Estas gotitas caníbales originaron a los animales.

Todos y todas provenimos de las sencillas gotitas de ida que un día llovieron del cielo sobre un joven planeta rebosante de agua líquida.

Pangea y el origen del elemento tierra

Hace 300 millones de años surgió el continente más grande que jamás existió: Pangea. El agua ya no estaba sola en el planeta. Se había consolidado el elemento tierra. En los pantanos y lagunas de Pangea la Vida evolucionó, formando plantas, reptiles, aves, peces y mamíferos.

Hace 200 años los dinosaurios dominaban la faz de la Tierra. Eran los seres vivos más grandes y poderosos.

Los seres humanos jamás vimos a un dinosaurio vivo. Surgimos varios millones después de años. Cuando veas en una película a dinosaurios y humanos conviviendo, debes saber que esos es fantasía. Conocemos a esos gigantescos reptiles sólo a través de sus diversos restos y osamentas.

Según las teorías científicas más aceptadas, los dinosaurios se habrían extinguido a raíz de la caída de un enorme meteorito en lo que hoy es la bahía de Yucatán –México. Tras este catastrófico impacto, ocurrido hace unos 75 millones de años, una densa nube de polvo negro habría cubierto el cielo del ore durante cientos de años.

El día se habría vuelto una noche permanente. El clima planetario se tornó extremadamente seco. El agua empezó a escasear y las planas y otras fuentes de alimento morían. Pero aunque el mundo parecía yermo y oscuro, todo estaba listo para la aparición del ser humano.

La formación de los continentes

Hace 70 millones de años, Pangea acabó dividiéndose en los continentes que hoy conocemos: Asia, África, América, Europa, Oceanía y la Antártida. Sólo América del Norte seguía pegada a Europa.

Los últimos dinosaurios estaban desapareciendo. El polvo levantado por el meteorito ya se había disipado del firmamento pero el clima terráqueo seguía siendo muy seco.

Entre la novedosa fauna de ese período, apareció en América del Norte un pequeño mono al que algunos antropólogos han dado el sufrido apelativo de Purgatorius, dadas las extremas condiciones ambientales de las cuales surgió. No era más grande que una rata. Sin embargo, se las apañó para colonizar todo el planeta. Como la sequía era muy fuerte, el agua y los alimentos solían ser escasos: por eso, Purgatorius recorrió el mundo en busca de ambos; a partir de este mínimo primate, se originaron las diversas especies de simios y pre-humanos, las cuales fueron haciéndose cada vez más fuertes y populosas con el aso de las eras.

Después de 60 millones de años el clima del planeta mejoró. Los continentes, especialmente África, se tornaron en prósperos jardines, llenos de árboles frutales, ríos, lagos y toda clase de animales.

La formación del desierto de Sahara

Hace unos 7 millones de años nació el ser humano en África, un verde edén surcado por ríos amables y frondas infinitas. Pero un día volvió a ocurrir lo inesperado. ¡Ocurrió el cataclismo más grande de todas las épocas! Fue tan devastador, que buena parte del jardín africano se convirtió en lo que hoy es el desierto del Sahara.

Otra gran sequía golpeó al mundo. Volvió a menguar el caudal de los ríos y a escasear lo alimentos. El naciente ser humano tuvo que volverse muy listo para sobrevivir. Antes de la hecatombe, comía sólo frutas y vegetales. Después del cataclismo, tuvo que volverse carnívoro y cazador. Fabricó herramientas para matar animales y escarbar el suelo en busca de agua.

Al igual que su antepasado Purgatorius, el sehumano colonizó el planeta en busca de agua y alimento.

El poder de controlar el agua

Poco a poco los humanos evolucionamos. Nuestra capacidad de pensar aumentó nuestro cerebro se hizo más grande. Empezamos a caminar en dos pies para ver mejor a nuestros y cazar presas con mayor eficacia. Cuando nuestros antepasados se hallaron en tierras frías, se vistieron con las pieles de los animales que atrapaban.

Hace 20 mil años, el ser humano controlaba el poder del fuego para calentarse en la noche y cocinar. Además, pintaba y componía sencillas formas de música. Este nómada nunca estaba quieto. Andaba siempre en pos de las manadas de animales que cazaba.

Un buen día, un héroe desconocido realizó un sencillo pero importantísimo descubrimiento que cambió nuestra historia. Esa persona tomó unas semillas de trigo, las enterró en las faldas del Monte Karmel –en lo que hoy es Israel- y las regó con agua. Después de un tiempo, las semillas originaron planas de trigo con las cuales se podía hacer pan. Este genio ignoo había inventado la agricultura.

Entonces, el ser humano ya no tuvo que pasar su existencia entera corriendo detrás de animales. Pudo estarse quieto en un solo sitio, viviendo de lo que sembraba en la tierra.

Las civilizaciones hidráulicas

Las civilizaciones humanas siempre surgieron a orillas de una importante fuente de agua. Estos es lógico. Sin agua, no hay agricultura. Sin agricultura, no hay fuente continua y segura de alimentos. Sin alimentos seguros, es imposible erigir una urbe. Las civilizaciones más importantes de la historia fueron aquellas que tuvieron el poder de controlar el agua.

La civilización egipcia surgió en la llanura del río Nilo. La nación china evolucionó a partir del río Amarillo. El imperio romano creció a partir del río Tíber. La sociedad hindú se consolidó a las riberas del Ganges. Los incas fueron unos expertos hidráulicos de primer orden que controlaron el agua de las montañas para practicar una agricultura eficiente y ecológica.

Todas esas civilizaciones construyeron largas redes de canales de riego y de desviación, acequias y compuertas, presas, diques y zanjas de desagüe para asegurar que hubiera agua en el momento en cantidad adecuada.

Cuando el ser humano se estableció en un solo lugar, con provisiones seguras de agua y alimentos, tuvo tiempo libre para pensar y crear conocimientos.

Tal producción de saberes nos ha llevado a explorar el sistema solar y a levantar modernas civilizaciones... pero también a construir letales arsenales atómicos y a contaminar esas mismas aguas que ayudaron a crecer y a evolucionar a todos los seres vivos.

Si contaminamos y desecamos las fuentes de agua, la Vida continuará en otras partes del Universo, pero sin los seres humanos.

Y sabemos que tú quieres que tus padres, hermanos, amigos y parientes sigan contando esta historia, la más importante de todas:

La historia de cómo el ser humano y todas las especies animales y vegetales evolucionaron gracias a un líquido muy simple, pero que tiene el poder de conceder y alargar la Vida a quien beba de él y lo preserve a lo largo de las eras.

1 Comentario en "Importancia del agua para la vida y el desarrollo del Universo"

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lola punk ...

jejejeje n dice nada interesanttttt

0

17 de may, 2012 - 13:37:14

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