Botulismo: la muerte a la mesa
Efectos y causas del botulismo
El botulismo es una de las más peligrosas enfermedades de transmisión alimentaria. Desarrollamos aquí algunas de sus características e indicaciones a tener en cuenta para evitar este mal.
Es una grave enfermedad causada por una neurotoxina, que es a su vez producida por el bacilo clostridium botulinum. Esta toxina es extremadamente potente, siendo mortal hasta en pequeñas cantidades.
Los efectos se producen a través de la liberación de una sustancia llamada acetilcolina en las terminaciones nerviosas, que inmoviliza los músculos y puede llevar a la muerte por paro respiratorio.
Actualmente, y si es tratada a tiempo, el índice de mortalidad para esta enfermedad es de un 20 %. En cambio, cuando no se puede aplicar el tratamiento indicado, la mortalidad se eleva a un 60 %.
Entre las causas más habituales que desencadenan el surgimiento de este peligroso mal, se destacan la ingesta de conservas infectadas, mayormente caseras, ya sean hortalizas, frutas, embutidos o pescados, y el consumo de verduras frescas que han crecido en suelos contaminados.
Desgraciadamente, cuando el consumidor come alimentos con toxina botulínica no puede detectar su presencia, porque el alimento conserva las mismas características de sabor que aquel que no se encuentra infectado.
Por eso resulta vital la prevención, aunque por suerte el número de casos de botulismo no es muy elevado. Las recomendaciones básicas son:
· Evitar el consumo de conservas caseras que no se calientan previamente. El calor, al menos 10 minutos y a 80 grados, destruye la toxina.
· No consumir latas oxidadas, hinchadas o con el contenido acidificado, como así cualquiera en la que veamos alguna alteración.
· No consumir conservas más allá del año de su elaboración.
En consecuencia, aunque es recomendable no comer conservas ni elaborarlas en casa, resulta vital tener presente estas medidas de seguridad si es que optamos por este tipo de alimentos.
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