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La Kemicina, medicina Espagírica o Alquimia Vegetal, se basa en estrictas leyes herméticas y estas leyes son las que diferencian sus principios de los demás conceptos médicos y farmacológicos. Desde tiempo inmemorial, los alquimistas sabían que todo remedio se halla en la Naturaleza como rectificación de los errores emanados de la manipulación indebida de esta misma Naturaleza. Sin entrar en detalles que no vienen al caso, recordemos, sin embargo, que estamos en un terreno en el que Ciencia y Moral se dan la mano para introducirnos así en los campos de una Ciencia con Conciencia.A nivel informativo, interesa quedarnos con un par de conceptos para atisbar la diferencia entre los preparados espagíricos o de Alquimia menor con respecto a otras preparaciones medicinales. En primer lugar, la Espagiria se define como el arte de separar lo puro de lo impuro. Arte separatoria por excelencia que exige toda una liturgia de lab-oratorio (ora et labora que decían antaño los venerables monjes nazarenos). Por otra parte, la separación de lo puro de entre lo impuro, exige necesariamente el paso por la muerte, los misterios de Thanatos oficiados en el Athanor, el horno secreto de los alquimistas, cuyo fuego devora las partas más groseras de la materia para devenirlas en espíritu y volverlas a cristalizar de Multiverso. Si de las cenizas de un cadáver vemos nacer a un cuerpo infinitamente más puro y poderoso que el original, ¿no estamos hablando acaso de la Palenginesia a la que tanto dedicó el bueno de Paracelso?, ¿no estamos hablando del mito del ave Fénix que en la antigüedad diera su nombre a la tierra de Fenicia?, ¿no estamos rozando también la verdad científica que los clérigos medievales ocultaron con la tradición del cuerpo glorioso post-mortem?. Si Homeopatía por una parte y la medicina biológica de Shuessler por otra, se han acercado bastante a algunas de las bases de la Alquimia menor, una y otra adolecen del mismo fallo: no contar con el Spiritus Mundi, el Espíritu de la Naturaleza, el Od de los hebreos, el Pneuma de los griegos, el Anima de los latinos, o el Ruh de los musulmanes. Sin contar con este factor, toda manipulación de la materia sería, desde el punto de vista espagírico, incompleta. La Kemicina o medicina hermética considera además a toda enfermedad del cuerpo como reflejo de una enfermedad del alma individual, y por tanto como a una distorsión del Espíritu de la Naturaleza. Cuando alguien sufre, la Naturaleza entera sufre. Si sólo hablamos en término unitario de SALUD, ¿por qué hemos de hablar en término plural de ENFERMEDAD? En realidad sólo hay una Salud y una Enfermedad y todo aquello a lo que llamamos enfermedades no son sino los síntomas de la Muerte. Es sin embargo en la Muerte en donde se esconde el secreto de la Salud; extraña y desconcertante paradoja que sin embargo cobra todo su sentido cuando leemos en los pórticos de los antiguos cementerios la expresión SALUS INFIRMORUM, salud de los enfermos, sincera y sencilla expresión de la más grande verdad científica a la que se da en nuestros tiempos de ignorante arrogancia toda clase de explicaciones desde una moral religiosa ya desprovista de todo sentido. |
*Yabir Abu Omar*
Maestro Espagirista.
(extraído del libro Tacuinum Chemicinae (Vade Mecum de Espagiria))
(*)hakim: "la palabra hakim
en el árabe actual significa "sabio", la persona
que tiene conocimiento, sin embargo en Al-Andalus tenía otras
connotaciones.
Dentro del campo de salud, en Al-Andalus había dos grandes paradigmas de las ciencias de la curación, e, incluso distinguían a los practicantes de dichos paradigmas:
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